Es un proceso en la vida de una mujer dónde todo cambia, mucho más allá de las primeras semanas de vida del bebé:
su cerebro y su fisiología, su identidad, sus intereses y sus prioridades.
Es así como descubrí que cuando una mujer se convierte en madre, se parte en dos: la mujer que era antes y la que es hoy. No necesita más productos ni gurús sino puentes para conectar esas dos partes de si misma y así (re)conectar de la mejor forma posible con su bebé y su entorno. Si no honramos ese proceso como es debido, si no la ayudamos a entender lo que le pasa y a construir esos puentes, seguirá pérdida, insegura y frustrada, con dificultades para disfrutar de unas de las mayores oportunidades de su vida para aprender y crecer.
Entendí que estaba delante de algo mucho más grande, interesante y fundamental de lo que pensaba al principio: iba del bienstar de la humanidad de hoy y de mañana.